Gracias desde el corazón

Ya estoy al otro lado del río, ya tengo 43 años, casi nada.
Y muchas cosas han pasado el pasado fin de semana, quizás no pueda contarlas todas por mantener una cierta privacidad, pero bueno… sí quiero dejarme ir y hablaros de cómo me he sentido, al fin y al cabo escribo esto para mi, es un diario, y no quiero olvidar un fin de semana tan espectacular, uno de los mejores de mi vida, por la conjunción de amistad, amor, éxitos deportivos y guiños del Universo, luego os cuento más en detalle.
Cómo os contaba el otro día, y se ve claramente en mis últimos posts, este último año, además de recibir con el corazón abierto muchas cosas maravillosas, también he tenido que dejar salir otras. Y no es nada sencillo dejar salir, más sobre todo cuando por un lado sale un gran amigo que tenía un hueco importante aunque controvertido en mi vida y por otro lado una persona que llegó a lo más profundo de mi y que dejó una huella humana y musical imborrables; dos pérdidas seguidas que hicieron mella, y más después de mi época conviviendo con la locura en la que tan mal lo pasamos todos, incluyendo familia y amigos. Esas pérdidas te hacen plantearte si haces las cosas bien, si no te estás equivocando seriamente en algunos cruces de caminos vitales y tus elecciones, no puedes dejar de preguntarte… hasta qué punto lo haces bien, o lo que te pasa es error tuyo.
Pero no… ¡Lo estoy haciendo bien!
Recibir tanto cariño y amor responde esa pregunta por mi.
Del mismo modo que la Vida siembra preguntas, también te ayuda a responderlas. Y sí, una enseñanza inevitable es que por bien que lo hagas siempre harás daño, y siempre te lo harán, supongo que lo que te planteas es ¿Cómo puedo minimizar el daño que hago sin vivir asustado? Eso es muy complejo, pues dejamos una huella en el mundo, además de la famosa huella de carbono, y también lo hacemos en la vida de otras personas. Hay que aceptar las interacciones como oportunidades de crecer, de aprender, y con humildad… sacar lo mejor de todas esas conexiones humanas, dejando algo bonito de ti en cada una de ellas. Así es la vida, fluir, respetar, crecer, aprender y dejar una huella lo más bonita en quienes te rodean.
Ojalá aquellas personas que han partido de mi vida… pudieran decir que dejan huellas bonitas en la vida de quienes tocan, pero no siempre ha sido así.
Pues bien, después de un año lleno de conflictos, mi imagen en el espejo me hacía dudar de mi mismo, de hasta que punto soy bueno y hasta que punto necesito mejorar mucho para gustarme. Este fin de semana me ha recordado muchas cosas, y sobre todo, que no lo hago tan mal, tengo la suerte de tener grandes amigos que me quieren de verdad y creo que no es aventurado decir que pese a mis errores… algo aporto para que la gente me quiera en su mundo. El mundo a veces erosiona lo mejor de nosotros, durante años me he dado… y se han aprovechado de mi, y eso suele hacer que te repliegues en tu concha y le cojas algo de miedo al mundo. Conmigo se puede hablar, aunque a veces me cuesta entender, pero no cierro nunca la puerta a una conversación, y escucho aunque a veces tarde un tiempo en procesar cosas. En fin, supongo que en ese callejón tengo que seguir «limpiando», pero ya sacaré la escoba otro día. Este cumpleaños me regaló ese pensamiento, el que cuando tanta gente maravillosa sigue en mi mundo… es por algo, nadie me ha sacado de su vida por tóxico nunca, han sido despechos o descuidos, pero nadie tenía argumentos sobre una maldad que a veces puede disfrazar la desconfianza y el miedo. Debo seguir luchando por ser mejor, por mi… y por ellos, enriqueciendo sus vidas todo lo que pueda mientras dure mi baile.

Desbordado de amor…
Este fin de semana me desbordé de amor y de «presentes», de amistad y de magia, os resumo:
— Empezamos con una cena de Viernes maravillosa. La pizza sabe a cielo cuando estás a dieta.
— El Sábado empezó al mediodía, recibiendo más mensajes de los que podía responder… otro año más, la diversidad de medios me sorprendió, que si Twitter, Instagram, Linkedin o por supuesto, Whatsapp, unas 30 personas que sé me quieren de verdad me dejaron sus palabras, y otras 30 que no tanto también se acercaron a dejar su huella.
— Amanecí con 5 regalos… por un lado el álbum más bonito y emotivo que he recibido, que me hizo llorar como una magdalena de emoción por todo lo que significa y los recuerdos que atesora, y por otro algunos regalos útiles, y de guinda, algo mágico… un abeto, que crecerá con nosotros y con las siguientes generaciones. Más tarde llegaría un comic espectacular de mi compañero, o unas monedas para mi videojuego favorito de mi compañera, o el desafío de mis amigas de ser más #MojitoMan qué nunca con un kit celestial de mojitos, y la intención de deconstruirlos para ser más chic.
— Vídeo en el grupo familiar de mi hermana y mis sobrinos haciendo el ganso en la playa para felicitarme, geniales.
— El plan del día de mi cumpleaños, Sábado, fue un paseo en kayak, y me sentí como un niño que se sube a una atracción por primera vez. Miedo, alegría, emoción… unos momentos inolvidables en familia, magia pura acompañada de ensaladilla y baños en el río, de risas y besos, de hogar y paz.
— Ese Sábado había «guerra» en mi clan de un juego del móvil, el que lidero con puño de hierro. Y a esa guerra llegué a tiempo para librar la batalla definitiva que nos haría acabar primeros de ganarla, lo que hice mientras mi clan me felicitaba y me aplaudía por partida doble. Nunca jugaré una final de la NBA pero ese momento no estuvo mal ni le tuvo nada que envidiar. Y en el otro juego con el que me entretengo en el móvil desbloquee un logro por el que llevaba meses luchando. Parecía que el destino me estaba haciendo guiños uno tras otro.
— Después de tanta aventura, al llegar a la casa del río, una ducha fue tocar el cielo con las manos, y una cena acompañados de Rick Castle para cerrar un día increíble olía a momento inmejorable, a felicidad plena… a no necesitar nada más en la vida que aquello.
— Al día siguiente teníamos barbacoa, y fui a hacer algo de compra. «¿De verdad hace falta una barbacoa para dos?» decía yo incrédulo, y sin sospechar, y más en tiempos como estos, la sorpresa que me esperaba se fraguaba lentamente…
— Un grito de «¡Sorpresa!» Me pilló por la espalda, y creo que todavía no he acabado de creérmelo, allí estaban mis dos mejores amigas con una tarta en la mano. Qué bonito fue abrazarlas y verlas en persona después de tanto tiempo, qué maravillosas las risas y las fotos que nos hicimos, qué querido me sentí y qué emocionante fue todo, las buenas conversaciones… y el paseo por el río del que salió la foto del post.

Todo pareció un sueño, uno mágico y perfecto, acompañado por mi dalmatita querida y la mirada de una persona que me quiere todo y bien.
Así que gracias, de verdad de la mejor, a todos los que estuvisteis a mi lado y me llenasteis de amor.
Un año mágico… merecía ser cerrado así.
Gracias, de verdad de la mejor.

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3 Respuestas

  1. Mamen dice:

    Me alegro muchísimo de que estés disfrutando tanto. Felicidades por tu día, tus logros, por tu superación.. Eres grande! Un abrazo enorme

  2. Tania dice:

    Te lo mereces, tesoro de corazón enorme!!

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