¡Por un nuevo régimen! (Sarcasmo)

A veces echo de menos al generalísimo. Nunca llegué a verlo en persona, pero seguro que olía como mi abuelo, medio rancio… medio hogar. Sobre todo tenía claro que una mujer solo podía opinar en bajito y a su oído, para obtener su visto bueno, y nunca jamás en la mesa, no debía estropearse el ritual de la buena comida que precedía al café, copa y puro de rigor ¡Qué grande era mi abuelo! Mi abuela la pobre a veces metía la pata, pero nada que no arreglase una mano abierta al aire o una mirada a lo Mazinger Z que dejara bien claro su error.
Poder elegir u opinar está sobrevalorado, limitar las opciones podría hacer feliz a mucha mucha gente. ¿Para que elegir cada uno su propia religión o espiritualidad? No tiene sentido cuando sabemos que solo hay una verdadera, la que Cristo nuestro señor nos enseñó hace más de 2000 años y que se transmitió inalterada por la historia, de hombre a hombre. La gente necesita guía, y nuestro señor nos la brinda, y el gobierno debe proteger esta verdad única, beneficiando así a una sociedad que crecerá sana y fuerte, una vez eliminadas las ramitas muertas o erróneas, seremos todos más fuertes, otorguemos más poder al clero y no critiquemos jamás sus actos, pues son benditos desde su nacimiento hasta su fin. Y la vida, sagrada, ni una madre tiene potestad sobre su hijo ni un moribundo sobre la vida, pues lo que nos ha dado el señor, nadie nos lo quita.
España está llena de rojos que buscan confundirnos, solo hay una María, y es nuestra señora, y no la que ellos fuman para confundir sus mentes con diferentes formas de amar. No hay que alterar el orden natural, el hombre con la mujer, nunca dos iguales, mucho misionero, y solo una cosa se hace por detrás, la entrega de sobres, para no ofender al miserable obrero.
Nosotros somos todo armonía, son los demás los que no acatan, los que gritan ¿Acaso no habría paz si elimináramos a los que protestan? Pero como somos cristianos, no lo hacemos, pero quizás nuestro caudillo no tendría la misma paciencia. La mala influencia que hace que nos sintamos perdidos no tiene que ver con la conciencia o el alma humana, es por alejarnos de la fe de Dios, si volvemos a ella tendremos la tranquilidad y la paz que siempre hemos soñado. Echemos a los rojos con los franceses, o que se vayan a aquel país que intentamos hacer habitable para los indígenas locales, lo que importa es que los españoles muy españoles estemos todos juntos, bajo una única bandera, para que este país recupere su grandeza.

Si has leído algo del texto de arriba y has sentido en algún momento ganas de levantar un puño y gritar «oh sí!«, quizás debas eliminar tu suscripción este blog y abonarte a un medio fiable y noble como este. Empecé ese texto con ironía, de broma, aunque debería dar pena, y a modo de sarcasmo aprovechando un ratito en el que era escribir eso o masturbarme, opté por lo primero (sí, me estoy quedando ciego por ello). Es triste que no entendamos qué significa libertad, humanidad, equilibrio o igualdad… pero permíteme la soberbia de decir que yo estoy un pasito más cerca que tú de entenderlo, aunque muy lejos de lo que podríamos ser como especie.
Lo dicho, si en las próximas elecciones tienes pensado votar al trifachito… permíteme que como poco, te mire mal. No tienes excusas ni humanidad para tal ofensa a ti mismo, así que vota verde, morado, blanco, rojo o marrón, pero que las excusas no te dejen sin poner tu granito de arena para gritarle a los poderosos que no vamos a seguir siendo moneda de cambio, mosquitos en el parabrisas, que no vamos a seguir arrodillados mientras ellos matan y empobrecen a su pueblo sin mayor preocupación, que elegir el color de su siguiente coche o la ubicación de su próximo chalé.

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