Buscando el amor en la era del Tinder

Estas últimas semanas he pensado mucho sobre las relaciones y las interacciones humanas.
Cuando sales al mundo a conocer gente, no es nada fácil dar con esa conexión especial, es tan difícil enamorarte de una persona, por muchas virtudes que tenga, y que esa persona lo haga de ti en la misma medida parece una utopía imposible, una de las condenas del alma humana es que «uno de los dos siempre quiere más» ¿o no? Y vivimos en la era Tinder, donde los seres anónimos lucimos nuestras máscaras y no somos siempre ni sinceros ni claros, y dónde mucha gente nos comportamos como patos mareados que no sabemos distinguir amor de deseo, cariño de pertenencia, respeto de fuerza, sexo de cariño, relación… de conveniencia.
En mi evolución sentimental tengo demasiadas vergüenzas, actos que hice en su momento pensando que era lo mejor para esa persona que sufría por un motivo u otro, y que al final, no fueron más que un torpe intento de aportar algo positivo. Otras veces, la mayoría, por suerte, yo he sido el paso previo al amor de su vida a personas que merecían… algo distinto, y mejor para ellas; no me han invitado a las bodas, pero espero que tampoco recuerden con rencor nuestros momentos juntos.
Yo siempre he intentado reflejar lo que sentía, y yo podía estar muy ilusionado y eufórico… aunque fuera solo por un día. Y mi cara de niño bueno no engañaba voluntariamente, expresaba lo que sentía, aunque he hecho más daño del debido pues una vez perdida la novedad, a veces con ella también se iba el interés, o sencillamente, mi corazón, que es un niño caprichoso y bastante insoportable, decía que no, y no se puede negociar con él. En muy pocas ocasiones en mi vida, tal vez solo una, corazón, razón y alma apuntaban en la misma dirección, pero no era recíproco, cuando he generado desamor tampoco hice mal al recordar las veces que yo lo he sufrido. He estado enamorado cuatro o cinco veces en toda mi vida, no es fácil distinguir amor de capricho, pero aun así… diría, cinco veces.
Y efectivamente, el amor no es un juego, hay gente que se deprime por un desamor y pasa meses enfermo, es muy difícil irte adaptando el mundo y afrontar las rupturas o los desamores con pensamientos positivos, pero es algo que se debe alentar, a no obsesionarse con cosas, aprender lo que se pueda y seguir adelante.

El otro día, una amiga me contó algo que me dejó el corazón en trocitos, hablándome de su vida, decía:

Yo me siento muy orgullosa de lo que tengo, quizás podría tener más, que me encanta aprender. Pero bueno, eso… para hacer amigos, para buscar pareja, eso no cuenta mucho… cuenta más ser alta, con un tipazo escultural y cerebro, a poder ser, poco.
Yo ya me conformo solo con tener amigos, y conocer gente interesante, ya lo de encontrar pareja pues… es como otro nivel en un juego, ese típico nivel que nunca eres capaz de pasarte, siempre hay una última etapa en la que te matan. A mi me han llegado a decir, por no querer tener relaciones sexuales el primer día, pues que ya no tenían ningún interés en conocerme, bueno, vale, y eso pues lo asumes con la mejor de tus sonrisas y encima dando las gracias.

Hay que asumir, aunque no sea sencillo, que el mundo no es justo, y no solo eso… a veces es un verdadero antro. No podemos amar a todo aquel que lo merece, ni tan siquiera podemos elegir a quien amar, y en más de una ocasión, estando enamorado, por el bien de mi salud mental tuve que escoger un camino que dejaba atrás a esa persona. Tan solo podemos ser lo más justos que podamos (y me disculpo una vez mas por todas las veces que no lo he sido) y sinceros, esperando que la ruptura sea una oportunidad para la persona que se ha cruzado por nuestra vida y no un barranco del que no sepa salir. Si en la vida nos levantamos de tropiezos constantes, en el amor aún más… tenemos que conservar siempre el pedazo más grande de nuestro corazón apuntando hacia nosotros mismos, nuestras pasiones y nuestra familia, y no ponerlo en manos de quien no sabemos si lo merece.
Hay que buscar amores limpios, sanos, huir de sitios y personas oscuras, hacerlo lo mejor que puedas y no castigarte cuando no sea así, aprende, y sigue nadando.

Y nadie lo canta mejor que el Maestro…

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