Morir ahogado

Alguien me dijo una vez, que yo nunca dejaba de saltar, de charco en charco, que nunca dejaba de volar, de naufragar mi barco.   No le faltaba razón, conozco la sequía, de miradas y labios, ese hueco en el corazón, que no entiende de horarios.   Por eso prefiero...