En el cine preferimos ver crecer las grandes sagas a apostar por cosas nuevas

Este fin de semana me vi Fast & Furious 8, con ese enorme Vin Diesel y una larga retahíla de personas conocidas como The Rock, Jason Statham, Elsa Pataky o Michelle Rodríguez. Comprobé en el IMDB que están en proyecto, son su estrella principal firmada, dos entregas más de la película: Fast & Furious 9 llegará en 2019 y Fast & Furious 10 en el 2021.
No creo recordar ninguna saga importante que haya llegado al 10, aunque merced a Disney para entonces, Star Wars podría ser otro caso. Me sorprende la rentabilidad de esta saga incombustible, y ver cómo con el paso del tiempo han mejorado reparto y guionistas, coches más potentes y rápidos, escenas con más efectos… esperaba que me cansaran y acabaran por aburrirme, pero sin embargo, cada nueva entrega trae su dosis de acción, y el subidón en calidad que dieron con la 5 lo mantienen en un nivel muy aceptable. Estuve investigando en la Wikipedia la progresión de la facturación de la saga, e hice un gráfico con ella:

Es fácil de entender, en azul el gasto, en naranja la facturación, en millones. Han creado una marca, y la gente ya sabe que si va al cine a ver las diferentes entregas de de esta saga, tendrán esa dosis de acción, coches espectaculares y chicas guapas. Y por eso grandes como Pixar, en lugar de regalarnos algo nuevo cada año, como hacía antes, ha optado por prolongar sagas como Cars con películas de calidad inferior pero facturación más elevada.
Los grandullones con músculos siguen de moda desde Stallone y Schwarzenegger, y Vin Diesel tiene un hueco en mi corazón con el genial Riddick que tantas veces habré visto.

Así que sí… cuando te digan «A todo gas 9» te reirás, en plan «¿Llevan ya 9?», pero seguramente… irás a verla.
Yo estoy condenado ¡Sálvate tú!

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