Momentos que se van… que vuelven… que se encienden, que desaparecen

La noria gira, y de niño te encanta dar vueltas en ella, eres de goma y siempre aparece alguien que te ayuda a levantarte cada vez que tropiezas. Aunque tengas mil normas que cumplir para no caerte, valoras menos la niñez y deseas tener el control que tiene ese adulto que está a tu lado.
Según creces, te das cuenta que la vida no es una carrera, sino una maratón llena de momentos, de oportunidades que parecen volver una y otra vez, hasta que dejan de hacerlo. Hay amistades que van y vuelven, que parece que estarán ahí siempre, y de repente se cansan, y se apagan como una vela sin mecha. Sin embargo, otras relaciones parecen tener siempre un motivo para arder, e incluso después de un tiempo de pérdida, se reencuentran con un abrazo que promete no sin miedo que todo sigue igual que antes.
Dejarse llevar, una cosa es tatuarte en un hombre «Carpe Diem» y otra muy distinta entenderlo, y más aún, vivirlo.
La noria se convierte en ruleta, y has perdido tantas veces que dejas de apostar mucho a cada número, dejando que el miedo haga de banca y se forre a tu costa. Al final, todos esperamos esa corazonada que nos haga apostarlo todo al 13 negro o al 7 rojo. Cada cosa debe enseñarte tu valor, el miedo define la valentía, el amor hace sentirse hueca a la nada, y las montañas rusas hacen que valoremos las mesetas.
Lo esencial es invisible a los ojos, reza la cita…
por eso a veces los cierro, pues de nada sirven en este juego.

 
 

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2 Respuestas

  1. Ché dice:

    Me encanta cómo lo describes!
    Se puede jugar al 13 rojo?
    :D

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