Sin perdón

Cerré los ojos y por un momento pude sentir de nuevo su calidez rodeándome. Los labios perfectos, esos ojos castaños, tan profundos, tan sabios, tan suyos. Esa melena lisa y oscura que parecía querer llegar a un culo al que siempre me han recordado los postres, pelo que acariciaba la...