¡Tenemos más patrones que la costurera!

Hace un par de semanas, mientras cogía en brazos a uno de los pollitos de mi querido Neo, su hermana me decía «¿Qué tal tu vida sentimental?«, a lo que yo respondía algo en plan «Bueno, superando un mal bache«, y ella contestaba: «Tu siempre o enamorándote o desenamorándote«, y me hizo gracia cómo alguien podía calarme tanto desde fuera y sin apenas verme en años ¿Sería ese uno de mis patrones?. Y sí, es cierto, soy enamoradizo, creo que un día sin enamorarte sutilmente de alguien es un día desperdiciado, que las mujeres son tan increíblemente hermosas que una convención de poetas borrachos no darían con los elogios necesarios para definir cómo cambian nuestro mundo, y ahora pienso en el «para bien», sin ácidos sarcasmos y con el corazón en la mano. Tampoco hablaré hoy de cómo mi último amor no correspondido me ha dejado más dañadas mis alas de lo que me gustaría, por lo que he decidido no volar en un tiempo, pero eso será para otro post, hoy hablaré, aunque sea fugazmente, de lo difícil que es huir de los patrones que nos definen.

Intercambiando emails la semana pasada con una vieja amiga pensaba en ello, en cada línea de lo que me decía veía signos de lo que precisamente siempre nos ha separado… arrogancia, victimismo, y sobre todo esa molesta forma de ser de los que dan rodeos hasta marearse, y marearte, para no decir claramente «Quiero esto». Qué fácil es verle la cola a algunos zorros por muchas plumas que se peguen a la piel con superglue para parecer gallinas. Y eso, obviamente, también me aplica a mi. ¿Soy previsible? ¿Soy aburrido? Supongo que una cosa es mi autorespuesta, y otra muy diferente, lo que diría alguien que quisiera compartir su vida conmigo. Hay gente que le gusta ir de compras, otros a restaurantes caros, y otros prefieren estar mirándose sin decir nada. Yo compro en Amazon, solo voy a restaurantes con amigos y me cuesta estar en silencio, aunque también sé hacerlo, y me encantan las series y el cine, y mi Battlefield. Para mi el factor más importante en una relación con futuro, es el respeto mutuo de los espacios, y unas inmensas ganas de desnudarse, y no en la cama, sino el alma, pues las cortinas y los escondites siempre se pagan. Nunca subestimes el valor de una buena conversación.

También veía los patrones del comportamiento de un amigo (qué fácil ver la paja en el ojo ajeno), y es que por muchos carteles que pongas a alguien indicándole dónde está el correcaminos, si no lo ve, no lo ve. Todos tenemos esos patrones, somos previsibles, y por consiguiente, se pueden anticipar muchos de nuestros actos. En mi trabajo, sin darme cuenta, sé quien se mueve por el pasillo de la empresa en función del ruido que hacen sus pasos, incluso reconozco a mi compañero por cómo suena la puerta cuando la cierra, aún estando a 15 metros de mi sitio. Patrones y más patrones, que definen cómo vives la vida, si eres una persona que marea las cosas de darles vueltas, o te detienes a sentir el viento en tu cara, si ves vasos medios llenos de sangre de unicornio o de aceite de cocina usado… la actitud, hija de tus patrones, lo define todo, y te lleva por caminos enrevesados una y otra vez… y quizás el modo de conseguir cambiar el rumbo, si no eres feliz, sea empezar a crear patrones diferentes.
¿Cómo?
Esa me la sé…
Todo gran viaje, incluso uno de mil kilómetros, comienza con un solo paso.

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1 respuesta

  1. Pues a mí me pareces de esas personas que dan, regalan, comparten y sin esperar nada a cambio. Aprendo contigo en cada uno de tus post con tus lecciones, lecturas, consejos… tanto que, a veces, tengo la sensación de «estar en deuda contigo» al no poder compensarte de la misma forma.
    Sí, la generosidad es uno de tus patrones ;)

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