La humanidad perdida…

Todos tenemos una semilla en nuestro corazón con sabor triste, con olor a nostalgia,
y una pequeña estrella, que por muchas constelaciones que bailen a su alrededor,
de vez en cuando… e inevitablemente, se siente sola.
Aunque el optimismo sea bandera y energía de nuestra sonrisa,
añoramos esos instantes que conectamos de verdad con alguien,
las miradas cómplices que llevan escondidas tantas palabras,
los besos cuyos escalofríos no dejan célula intacta,
las sonrisas que nacen de lo más profundo de lo que somos.
Cuando vives momentos así, te vuelves adicto a ellos,
los buscamos con ahínco para repetirlos,
siendo otro de esos secretos donde celeridad y ansiedad,
no son aliados de la búsqueda, sino enemigos sin piedad.
Buscamos la humanidad que nos arrebató la prisa,
el secreto de dos manos entrelazadas en armonía,
aquel susurro que le regalaba el mundo a otras generaciones,
enseñándoles a no medir anocheceres,
a no cuantificar ni replicar olores,
tan solo disfrutar de un ahora… a cámara lenta.
Nos desesperamos buscando cosas que llevamos puestas,
envueltos en contradicciones y la agonía de un mundo,
enfermo por olvidar que el origen era mejor que el destino.
Hermanos no por credo, sino por alma,
cómplices de un sentimiento,
de pérdida… y encuentro.
 
Hay días que añoro al mar,
al que creía escuchar susurrar,
la forma de curar esta herida,
de dar la espalda a la agonía,
de cómo encontrar… la humanidad perdida.


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Eterna versión de algo más que un clásico…
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3 Respuestas

  1. Ana dice:

    Creo que has sabido plasmar mucho de lo que una gran mayoría pensamos. La nostalgia es una compañera más, e incluso a veces, positiva, si sabes remontar el vuelo.
    La humanidad está cerca y segura estoy que en este camino de líneas perpendiculares, te toparás con ella. Un desvarío bonito para leer en los atardeceres de luces tenues de otoño. ¡Abrazo inmenso!

  2. M.H.H dice:

    Hay días en los que lo único que ansías es escuchar a alguien en la cocina haciéndote el desayuno y lo único que tienes al despertar es la soledad y el hastío. El camino a la humanidad empieza por desprenderse de lo que realmente pudiera hacernos humanos, la comodidad, el estatus, la costumbre… romper con todo y entregarse libremente al sentimiento puro, sin aditivos y dejar de insistir en lo que nunca ha sido y ser, por fin, libre.
    Gran entrada, hoy parece que las estrellas se alinean para hacerme pensar en que todo podría ser mejor o, al menos, diferente.

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