Un pitillo por un flan

Hace unos 9 años estaba charlando por Internet con una chica que había conocido a través de mi primer blog. La verdad es que era muy maja, de estas personas con las que da gusto hablar y te pasas riéndote todo el rato, y empezamos a vacilar sobre mil cosas, era ya tarde… entre la 1 y las 2 de la mañana, y hablando… dije que daba algo por un pitillo, me había quedado sin tabaco.
Ella tenía un pitillo para mi, y de las muchas cosas que le ofrecí (ninguna obscena), finalmente aceptó un flan que tenía en la nevera.
Cogí el coche, y 30 minutos después estaba sentado junto a ella en Moncloa, y allí en las afueras del intercambiador, hicimos el intercambio.
Recuerdo haber disfrutado de una conversación tan deliciosa como improvisada. Ella era divertida e ingeniosa, el tiempo se pasaba volando entre los más diversos temas, pero fuimos prudentes y nos retiramos a una hora adecuada, dentro del horario intempestivo.
El destino quiso que no volvimos a vernos nunca, aunque durante unos meses, seguimos en contacto por los diferentes medios cibernéticos que por aquella época eran tan emergentes, siempre llevándonos muy bien. No tengo muy claro como fue pasando, pero el contacto se fue diluyendo… y al final, dejamos de saber el uno del otro.
Hace unos días se encontró con mi blog y hemos retomado el contacto, con la sensación de seguir justo donde lo dejamos.
Es curioso cómo la vida nos pone cosas y personas que creíamos en el retrovisor,
justo delante de nosotros.

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1 respuesta

  1. Tegala dice:

    Qué bonita experiencia!!

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