Aprendiendo del corazón

Es curioso como incluso con el paso del tiempo, el corazón mantiene una inmadurez infantil y caprichosa. Se le pueden enseñar muchas cosas, pero hay otras que por mucho que nos esforcemos no aprende, y serán baches que atravesaremos una y otra vez. Y puede ser que en tus rodillas tengas mil cicatrices por haber saltado mucho más alto de lo que te permitían tus puntos de apoyo, y por mucho que perjuraras que eso no volvería a pasar… vuelves a encontrarte en el suelo tiempo después con otra cicatriz en la rodilla «¿He saltado yo?«, te preguntas, y sí… obviamente, lo hiciste.
Pero quizás sea mucho mejor saltar, pese a las caídas, que quedarte quieto en un sitio. Hay algo bonito en soñar despierto, en enamorarte cada día de desconocidas, o en querer conocer a alguien cuanto antes, en preguntarte si algún día tendrás hijos… y cual sería su apellido, tras qué esquina estaría la cómplice en tan titánica obra.

Es, a la vez, maldición y regalo el poder dibujar y proyectar cómo podría ser una relación, el ver acabará siendo, y detenerte, si es pertinente, incluso antes de comenzar a caminar. Me gustaría tener claro qué componente abunda más ¿Maldición… o regalo?. De repente siento esa necesidad de desvelar a dónde irá una relación, y hay un momento en que en mi locura sentimental, creo saberlo. A veces pasan 5 minutos, o incluso menos, y otras veces tardo unos días, pero llega un momento en que sé que una relación con esa persona iría al mismo sitio que todas las demás… y no me refiero a las mías, sino a la vertiente más extendida y conformista del amor, su lado más gris, su lado menos humano y desgraciadamente, más común. Así que cojo otro camino, o sigo en el mismo, el mío.


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¿Para qué empezar algo que no va a ningún sitio? Hay una realidad que creo conocer, y es que si doy lo mejor de mi, podría ser feliz y hacer feliz a quien compartiera conmigo una relación en pareja. Pero también sé que solo podré hacer eso eficazmente si es alguien especial, que me encandile de verdad (ese «digno rival» del que hablaba ayer), y que me aporte tantas cosas como yo espero aportarle. No puedo engañarme, no puedo conformarme con menos que eso, me lo debo.

Obsequio del Destino y maldición, todo en uno.

…Yo no quiero domingos por la tarde;
yo no quiero columpio en el jardin;
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.
 
Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren…

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4 Respuestas

  1. Tegala dice:

    Menos, sería perder, sería perderte…

    Un abrazo

  2. Olga dice:

    Me dejas sin palabras y me maravilla la forma que sabes llegar al corazón…Entre saltos y caidas y en el momento
    menos esperado de pronto …Zaz! llega a tu vida ese ser
    que te encandila de verdad,y será el amor, la persona
    ideal que te acompañará en la ruta y en los proyectos
    de la vida! Precioso tu post!
    Muaa =)

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