Siéntelo

– Estoy nerviosa
– ¿Porqué? – respondió él con su voz más dulce
– Es la primera vez que hacemos algo… que compartimos cama… que vamos a hacer… cosas. – dijo ella
– Tú tranquila, déjate llevar ¿Confías en mi? – replicó él calmándola
– Si, claro… todo lo que se puede confiar en un hombre – dijo ella sonriendo nerviosa
– Cierra los ojos, imagínate cómo te gustaría que fuera todo, y nárralo en voz alta, sin miedo – contestó él
– Ays, no sé, me da vergüenza… – replicó ella
– Déjate llevar, deposita tu vergüenza en la mesilla, y libera tus deseos… – añadió él, esmerándose nuevamente en poner su voz más dulce, y no llevarla a donde no quisiera ir
– Bien… vale… me gustaría… sentir tus besos por mi cuello… despacio… apasionados pero muy lentos, donde fundas esos labios que tengo apalabrados con mi piel… y luego deberán hacer una visita a mi boca, antes de que te permita proseguir por mi cuerpo… mis pechos… mis brazos… quiero que bajes por mi barriguita y me beses ahí abajo… mis piernas, recorridas por tu lengua… mi espalda, desde la que puedas acariciar mis pechos y apretarlos haciéndolos tuyos… y mientras besas mi nuca, que te deslices suavemente dentro de mi… de nuevo despacio, sin prisas… tenemos toda la noche… quiero parar el tiempo, quiero ser tan tuya como mío pienso hacerte… quiero besar todo tu cuerpo, lamer tu sexo mmmm cómo te deseo…
– Interesante… me has dado algunas pistas… – dijo él contento – Ahora vuelve a cerrar los ojos, y no lo imagines, ¡Siéntelo!

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