Un anochecer distinto (I)

Sentado en una piedra a dos metros del acantilado disfrutaba los matices del inminente anochecer, el mar ronroneaba abajo como un gato apunto de dormirse, y mientras la paz de aquella parte del mundo me conquistaba en silencio yo me dejaba invadir por un profundo bienestar, todo era dulce… la...