Viernes pensado y sentido

Hoy es un Viernes lleno de color, helado, eso sí, pero bonito, dulce. Ayer tuve una conversación con alguien que siempre me anima muchísimo, y aunque en teoría ayer no debería haber sido así, nunca deja más que buenos posos y abre caminos nuevos delante de mi, prefiero la luz de saber a la oscuridad de no ver nada… y hoy me siento renovado y vital, vivo, ilusionado, veo con mayor claridad mi camino, y me es más sencillo ser feliz y apasionado ante cada pequeña cosa.

Se abren nuevos pensamientos, razonamientos, conclusiones… las ilusiones intactas de cara a cuidar amistades hermanas, con ganas de seguir trabajando en el diagrama que me ayude a descifrar mejor mis sentimientos, a descubrir el sonido del silencio que me haga escuchar mejor al trío, y a seguir creciendo y aprendiendo. Últimamente me ha tocado escuchar muchas cosas sobre mi, unas no tan buenas, y otras de las que te dan un empujón necesario cuando las piernas flaquean por los malos momentos. Los elogios de mi intérprete favorita rellenaron los huecos de mis alas allá donde se habían caído las plumas, y anoche, de la mano de un ser capaz de dibujar más estrellas de las que caben en un cielo o una taza, tuve un empujón necesario para volver a emprender el vuelo. Alguna vez he escuchado que depender de energías ajenas no es saludable… pero no me siento mal por llenarme de alguien que de verdad no sé, de donde puede sacar tanta fuerza como para repartir a diario a quienes le rodean.

Canalizaré energías, me escucharé, pensaré durante horas, creceré, me moveré para entender otros puntos de vista, perderé muchas veces para poder aprender, sentiré, y me aferraré a esta energía que me llena ahora para replicarla y generarla sin empujones, aunque es agradable saber, que si lo necesito… estarán ahí.