De necios

necio, cia.
     (Del lat. nescĭus).
       1. adj. Ignorante y que no sabe lo que podía o debía saber. U. t. c. s.
       2. adj. Imprudente o falto de razón. U. t. c. s.
       3. adj. Terco y porfiado en lo que hace o dice. U. t. c. s.
       4. adj. Dicho de una cosa: Ejecutada con ignorancia, imprudencia o presunción.

Hace ya tiempo que sentía la necesidad de hablar de los necios, inspiración no me ha faltado. Cuando era más jóven pensaba que el único fallo que hace a una persona «insoportable» (al menos para mi), bien de cara a la amistad o sentimentalmente, es la incapacidad de dialogar. Sé que si reflexiono un poco encontraré muchas más carencias igualmente graves, mi manía de encontrar paradigmas absolutos me hace buscar verdades y teoremas del estilo «el diálogo es el principio y en su ausencia es el fin«, pero mas allá de mis tonterías de chico de ciencias, creo que podré llegar a un consenso con vosotros en que el diálogo es vital.

Pues bien, hay gente que no es capaz, unos durante una época de su vida, en otros es algo permanente, pero es así, y lo peor de todo es que ellos creen tener la razón tanto como tú, aunque no abran una ventana al entendimiento, bajo ese prisma… ¿quien se equivoca y quien no? Pues supongo que está mas acertado el que tiene una mayor perspectiva del problema y lo analiza con mayor tranquilidad, mi gran duda es si esas personas acaban entendiendo con el paso del tiempo su error o viven en él para siempre. Yo recuerdo que cuando yo me acercaba a la mayoría de edad, una chica me rompío mi virginal corazón y lo llevé muy mal, no lo entendía, y estoy seguro que pude comportarme como algunas personas lo han hecho conmigo, en mi caso la distancia me permitió ver y comprender todo aquello, necesité un par de años para ver la globalidad del problema como un poster e incluso reirme de lo ridículo que resultaba desde fuera mi papel en aquello.

Más recientemente he vivido esto mismo en una vida ajena y en la propia, lo cruel que resulta la actitud de un corazón despechado que conociéndote busca clavarte su arpón lo más certeramente que pueda, y todo en teoría nace de quien te quiere, y en casos como el vivido no acepta el nuevo papel que tendrá en tu vida, no tuvo la fuerza para luchar por ti y ahora que todo cambia le ofende que no le permitas que lo haga… e infatigable no desiste en su batalla, con armas como «tu nunca me has querido» o «me has fallado como amigo» buscan abrir una herida a la que dirigir todas sus flechas, que intentas evitar como puedes mientras piensas «Si no te he querido ¿porqué sufres?… y tu también me has fallado a mi… como amig@ y persona«, pero no sabes si debes ni qué puedes responder, sencillamente tu labor parece reducirse a sobrevivir a sus envites, no permitirle crear en ti dudas ni inseguridades, endurecer tu piel a esas lanzas que encuentran en lo bien que te conocen… «no sé quien eres«, «me hiciste daño sabiéndolo«, «no te quiero en mi vida» o un mítico «por fin abro los ojos«, todo para acabar con un «te deseo lo mejor, que la vida te trate bien«… y vives todo ello con la pena que te da pensar que una relación que creias vitalicia se queda aquí, aunque no pierdas la esperanza de recuperar un mañana a esa persona y su amistad.

Los patrones son parecidos en muchos de estos casos, incluso las frases se repiten… si bien no recuerdo haber hecho yo algo parecido, puedo entenderlo aunque no lo comparta, quizás estas personas, en su error, no entienden que están perdiendo a alguien de un inmenso valor en sus vidas, que les conoce tan bien como ellos a nosotros y que en una situación así, todos perdemos. Disculpadme si hablo con un «ellos«, en ningún momento me libero de haber sido yo el necio y haber hecho cosas así o peores, que quede claro.

Y te das cuenta, que no solo tú tienes la facultad de elegir aquellos que deseas que caminen a tu lado, ellos también tienen que quererlo, y el tiempo hará que se diluyan o no cabezonerías y orgullos y si el devenir de la vida los devolverá a tu lado o les trazará un camino totalmente separado del tuyo, la elección en este caso es suya, aunque ya parezca escrito en alguna de las líneas de nuestras manos… pero incluso las líneas de las manos cambian con el tiempo.