El Manto de Estrellas

Por la ciudad...Camino del colegio, Victoria paseaba con calma por la calle buscando pájaros en los árboles a los que dedicarles una sonrisa, contemplando con ilusión e inocencia ese paisaje urbano salpicado ocasionalmente por el verde. De vez en cuando, en los cruces de las calles se detenía plácidamente esperando que se iluminara el hombrecillo andante para poder así proseguir su camino. A sus 12 años era una niña risueña y alegre, todos disfrutaban de ella y por su sonrisa y su pelo rubio su familia decía que era como un rayo de Sol.

Aquella mañana, mientras contemplaba el cielo, pudo ver en lo alto de un edificio de cuatro plantas un hombre sentado en una cornisa, completamente vestido de blanco y con una piel tan clara que apenas podía distinguirse entre sus ropas. Su pelo blanco no hacía mas que aumentar la intensidad del brillo de esta figura.
A su lado pasó un compañero del colegio de la mano de su madre, y le preguntó a la niña: – ¿Qué miras?
Y la niña, que seguía ensimismada mirando aquella figura, contestó:
A aquel hombre que está sentado allí arriba vestido de blanco.
Su compañero miró hacía allí y no vio nada. Ofendido por lo que consideraba una broma prosiguió su camino al colegio de la mano de su madre.

Victoria siguió allí pensativa, contemplando aquella maravillosa figura, y decidió acercarse mas, aquel edificio estaba a un minuto caminando y algo en aquella figura le cautivaba y le obligaba a ir allí.
Llegó al portal del edificio y podía ver los pies de la figura balanceándose. Estuvo tentada de gritar para saludarlo, pero en ese momento se abrió el portal mientras una señora salía de compras con su carrito. Aprovechó la circunstancia para entrar, y tras un titubeo se dirigió al ático en busca de un modo de llegar a aquel hombre. Al alcanzar el último piso vio que las escaleras continuaban hacia una única puerta, y subió hasta allí para poder salir a una terraza enorme, llena de cuerdas para tender la ropa y gobernada por ese rojo oscuro de las baldosas de arcilla. Allí en el borde estaba él de espaldas, tranquilo e impasible, observando la ciudad. Ella se acercó y vio un escalón que estaba a un paso del precipicio y de la figura, y se sentó allí.
Dirigió su mirada a la blanca figura unos segundos y le dijo:
¿Que haces?
Él siguió tranquilo, sin inmutarse ni mostrar sorpresa por la compañía. Se tomó su tiempo y contestó:
Observo a la gente
La niña se quedó pensativa, miró hacia la ciudad y le replicó sonriendo:
¿y que ves?
La figura devolvió la sonrisa, giró la cabeza hacia Victoria, y le respondió:
Veo sus preocupaciones, sus ilusiones, sus pensamientos, sus sueños…
Ella respondió implacable:
¿y para que haces eso?
Así puedo saber que necesitan y en qué puedo ayudarles
¿como te llamas?
Me puedes llamar Kosh
Hubo un silencio y ambos se quedaron mirando al frente, disfrutando de la vista. La niña inquieta pensaba en todo aquello, y no tardó mucho en replicar enérgicamente.
¿No me preguntas mi nombre?
No necesito preguntártelo, Vicky
¿Como lo sabes?
Yo sé muchas cosas
¿cómo ayudas a la gente?
A veces un insignificante detalle puede cambiar una vida, busco esos detalles y los realizo
Si yo tuviera algún problema ¿me ayudarías?
Cuando así sea, ahí estaré, aunque no me veas
¿y porqué no te veré?
Con los años se desvanecerán los cristales de la inocencia que te permiten verme ahora
¿y no te volveré a ver?
Así es
Pero…
La niña comenzó a gimotear, se sentía muy bien al lado de aquel extraño, y le resultaba muy triste saber que nunca mas lo volvería a ver. Kosh, se giró y le dedicó una sonrisa, a la que añadió:
No llores, no te preocupes, siempre estaré cerca, y quizás puedas sentir mi mano tras mis actos
Pero…
Te haré un regalo, para que nunca me olvides y para que conserves tu inocencia, te obsequiaré con un manto de estrellas.
¿Qué es?
Lo sabrás cuando lo veas…
La niña seguía triste y parecía que iba a comenzar a llorar en cualquier momento. Kosh sopló sobre la palma de su mano abierta, y una brisa inundó a la niña llenándola de paz y tranquilidad. A ese gesto, él añadió unas palabras:
Tú debes ir a clase, llegarás tarde
La niña asintió y puso rumbo a la puerta por la que había entrado, antes de abrirla se giró y le dijo:
Gracias, cuidanos mucho ¿vale?
Él asintió sonriente y contestó:
Lo haré

Victoria no consiguió deshacerse de aquella imagen en todo el día, estuvo completamente ausente en clase y se movía guiada por el hábito sin pensar en lo que hacía, no podía olvidar aquella cara… ella estaba segura de lo que había visto, de que aquello era real, pero también sabía que no podía contárselo a nadie porque la tomarían por loca. «Un Ángel» susurraba, «He visto un Ángel» y pensaba como podía ser la vida de esa criatura maravillosa que hacía la vida de los hombres mejor.

Pasó el día volando, casi sin darse cuenta, y llegó a casa. Tiró la cartera y le dijo a su madre que estaba cansada y quería acostarse pronto. Después de cenar se puso el pijama y fue a darle un beso de buenas noches a sus padres y a su hermano, y tras ello cerró la persiana y se metió en la cama dejando encendida la lámpara de la mesilla para ahuyentar su miedo a la oscuridad.
Se quedó mirando el techo pensativa, recordando ese día que parecía uno mas pero que había sido algo completamente distinto. Manto de EstrellasMientras pensaba en lo sucedido, vio como poco a poco comenzaba a iluminarse el techo, pequeños puntitos surgían como chinchetas brillantes y se convertía en el más hermoso firmamento… fascinada y emocionada por aquello comenzaron a deslizarse sin freno lágrimas por sus mejillas, era algo tan bonito, tan mágico… una de sus manos se movió instintivamente hacia la lámpara y la apagó, para hacer aún mas hermoso aquel espectáculo. Con los ojos húmedos le conquistó el sueño aquella primera noche después de haber visto un Ángel, y la sonrisa formó parte de su cara hasta el amanecer.

A sus 24, Victoria seguía conservando aquel manto de estrellas, por las noches se dormía contemplándolo y las mañanas amanecían llenas de color… a veces, cuando cerraba los ojos, se podía distinguir una palabra entre un suspiro, «Kosh«.

Relato previo, o continuación, de «Desde mi Cornisa«, escrito un 1 de Julio de 2004
en la primera versión de Peor para el Sol

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11 Respuestas

  1. Mardolo dice:

    Preciosa historia. A veces echo de menos esa ingenuidad de Victoria, pese a que siempre me caractericé por ella. Imagínate que creía en los Reyes Magos hasta que cumplí los trece años.
    Muchas veces la vida nos obliga a matar al niño que todos llevamos dentro.

  2. Tharsis dice:

    ¿Como haces para conseguir que siempre tenga una sonrisa tan grande?
    Muchas gracias niño… una historia preciosa, y sobretodo la certeza de que esas estrellas nunca van a dejar de brillar.
    (no me canso de releerla jejeje)
    Mil besos wapisimo !

  3. Maia dice:

    Llámese el ángel como se llame, para una evocadora y mágica historia de seres alados y su relación con los humanos, veáse la peli «el cielo sobre Berlin» de Wim Wenders, y rechacen imitaciones tipo «ciudad de ángeles» que es un burdo remake holywoodiense…

    saluditos

  4. Cata dice:

    Realmente tienes alma de escritor. Me he emocionado leyendo este texto, y el anterior tambien. Un beso!

  5. Vane dice:

    No todos los Ángeles visten de blanco y se sientan en las cornisas… muchas veces encontramos Ángeles en nuestro camino y tú, en opinión de muchos, pareces ser uno de ellos

    Besitos

  6. bita dice:

    En cuanto he empezado a leerlo sabia que seria el… que volveria de nuevo de tu mano… y es que este increible angel consigue sacar lo mejor de todos… precioso niño
    Besitos!

  7. Scuba_nny dice:

    Que historia más bonita!!!! Ojalá todos tuvieramos esa inocencia de Vicky, ojalá vieramos todas las noches ese firmamento al acostarnos.

    Precioso relato

  8. Desi dice:

    Como ya has recibido halabanzas, aquí tienes mis críticas: Victoria es el nombre de mi madre y detesta que la llamen Vicky. Conozco más Victorias con ese problema…
    Un rayo de sol rubio de 12 años… ¿no debería llamarse Marisol?
    ¿Nadie le ha enseñado a esta niña que no hay que hacercarse a los extraños por muy monos que resulten?
    Y como comentario final, si a mí un ángel me hubiese regalado tal iluminación nocturna, me habría hecho una infeliz. Necesito que todo esté a oscuras para dormirme…
    ¿Por qué será que soy incapaz de publicar mis propios escritos? Uffff

  9. Desi dice:

    ¿acercarse con h? Este alemanglish me está volviendo loca. Sorry por el pedazo de falta infernal que acabo de cometer.

  10. Maia dice:

    consuelate, Des, yo tampoco soy capaz de hilar una historia, debo tener algún que otro talento oculto por ahí… espero…

  11. KATREyuk dice:

    Esperaremos ansiosos tus relatos, querida Desi
    Maia, tu estás llena de estrellas, brindanos alguna
    Sois todos geniales ;-)

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